Cuando la esencia marca el rumbo

Analía Kirzman (GV130) y Jerónimo Basaldúa (GV20) lideran dos organizaciones con mucho en común: ambas pertenecen al sector tecnológico, certificaron como Empresa B y son reconocidas por Great Place to Work. Sin embargo, antes de estos logros tan relevantes, cada uno tuvo claro qué valores transmitir a sus emprendimientos. Esos valores conforman la esencia que hoy los impulsa con propósito e impacto positivo.

Analía Kirzman fundó FK Tech en 2010, junto a su socio José Luis Franzen. Su foco es el desarrollo de software a medida, algo que queda claro desde su lema solutions factory. “Desde el inicio buscamos ser una verdadera fábrica de soluciones, una fábrica de software —aclara Analía—. No desarrollamos productos genéricos; nuestro enfoque está en trabajar muy cerca de cada cliente, adaptándonos a sus necesidades específicas”.

Jerónimo Basaldúa creó BASE4 Security en 2008, junto a cuatro colegas con los que trabajaba en otra empresa y se convirtieron en socios: Luis Cruz (ex miembro Vistage), Leonardo Pigñer (miembro Vistage), Carlos Liteplo y Kostyantyn Nayda. “Dijimos, por qué no formamos una empresa y hacemos lo que queremos hacer, que es ciberseguridad, pero con nuestros valores, con nuestro ADN”, recuerda Jerónimo.

Aquel planteo de Jerónimo y sus colegas encierra una similitud más entre ambas empresas: la cultura. “Cuando comenzamos, teníamos muy claro qué no queríamos y qué sí queríamos —recuerda Analía—. Si bien la cultura se construye entre todos, los pilares deben ser sólidos y estar respaldados por la convicción de hacia dónde queremos ir y cuál es nuestra visión de futuro”.

Se trata de una visión, un enfoque, una manera de llevar adelante el negocio que más tarde les permitiría formalizarse como Empresa B o ser reconocidos por Great Place to Work. Para Jerónimo, ese ADN que buscaba trasladar a su empresa era esencialmente claro: “Respeto, ante todo. A nosotros nos importa mucho la ética, la honestidad. Tenemos una cultura en donde no castigamos el error, nos gusta aprender de los errores, una cultura 100% inclusiva, y nos gusta el compromiso”.

¿Qué desafíos enfrentan las empresas tecnológicas a la hora de construir cultura organizacional sólida?

Analía: En nuestro caso, se trata de mantener prácticas sólidas de comunicación, acompañar a las personas en su desarrollo profesional y generar espacios genuinos de escucha. Contamos con un área de People Care y, cada dos meses, realizamos encuestas nominales sobre una lista de temas globales, que luego cada colaborador puede ampliar con sus aportes. Además, ofrecemos la posibilidad de mantener entrevistas personales con el equipo del área.

Jerónimo: Somos alrededor de 150 personas en ocho países (Argentina, Chile, Perú, Colombia, México, Brasil, Estados Unidos y España). Sabemos que cada cultura es distinta y cada persona también. Tenemos una estructura remota, por lo que tratamos de ayudar a todo el mundo para que entienda cómo manejarse. Tenemos, por ejemplo, programas de burnout, porque hay gente que por ahí deja todo para último momento o, al revés, gente que trabaja y trabaja porque nadie le dice stop. Creamos estructuras que acompañan: beneficios reales, una propuesta clara y un Comité de Ética que guía cómo tomamos decisiones.

¿Cómo equilibran la innovación constante propia del sector con la necesidad de mantener equipos cohesionados y comprometidos?

Jerónimo: Nuestro ADN es hacer cosas distintas y la innovación está muy presente. Tenemos un área de I+D, presentamos papers académicos en conferencias de ciberseguridad y eso se traduce en distintos servicios que llevamos al mercado. Entonces, cuando viene alguien a trabajar con nosotros, le contamos que la capacitación es constante, pero también el autoestudio. Y eso la gente lo tiene muy claro, sabe que se tiene que desafiar y nadie se queda quieto.

Analía: La pandemia impactó fuertemente en la modalidad de trabajo remoto y aceleró los paradigmas sobre tiempos, ritmos y la necesidad de comprender dónde estamos y hacia dónde nos dirigimos. Sin versatilidad, capacidad de adaptación y entendimiento para realizar cambios veloces, ágiles y, sobre todo, eficaces, se corre el riesgo de quedar atrás. Desde la dirección de la empresa enviamos con frecuencia correos con visión estratégica, compartiendo lo que observamos y la dirección que tomamos. Si no se comunica, lo único que se genera es incertidumbre; y aquí somos 170 familias.

¿Qué prácticas clave aplican para construir un “Great Place to Work”?

Analía: ¿Cómo se obtiene esta certificación? A través de un cuestionario anónimo que Great Place to Work envía a nuestros colaboradores. Esto significa que la evaluación no proviene de un agente externo; el procesamiento sí, pero la valoración es 100% interna. Lo esencial es contar con prácticas claras. La comunicación es clave, porque es la única vía para transmitir expectativas de forma efectiva. También es fundamental acompañar a las personas en su desarrollo profesional: todos debemos tener un impulso y un objetivo común, que es la calidad de nuestros productos. Pero, además, cada persona debe poder desarrollarse individualmente, porque si no sentimos que progresamos en el día a día, difícilmente podamos aportar valor al otro o al cliente. Más allá de que hace tiempo obtuvimos la certificación Great Place to Work, este año nos posicionamos entre las 18 mejores empresas de Argentina y entre las 13 mejores en el sector tecnológico.

Jerónimo: Se trata de estar mucho con las personas. En nuestra intranet hay una parte de políticas y normas, hay un manual de colaboradores con buenas prácticas, tenemos una parte muy fuerte que tiene que ver con gobierno corporativo. Después, beneficios y compensaciones, políticas de salud y bienestar. Tenemos un espacio de niñez y familia, donde hay una licenciada que atiende casos puntuales. Programas de capacitación, de desarrollo personal, una política de licencias y permisos. Tenemos algo que para nosotros es importantísimo, que es la parte de ética, donde tiene que estar todo encuadrado; de hecho, estamos certificando la norma 37001 sobre anticorrupción. Tenemos una política de diversidad, equidad e inclusión. Tenemos un programa para capacitar a gente más vulnerable, que vive en lugares más aislados. También participamos con varias ONG, como Empujar, con capacitaciones, y tomamos gente de esos programas y la verdad es que son trabajadores fantásticos. El último año quedamos en el puesto 1°, mejor lugar para trabajar en Tecnología, el 4º para mujeres y el puesto 25° en América Latina, entre empresas de todos los rubros.

¿Qué significó para ustedes convertirse en Empresa B? ¿Cómo impactó en el negocio y en las decisiones estratégicas?

Analía: Tiempo antes de la pandemia, José Luis —mi socio— respondió las preguntas de la plataforma y me dijo: “Tenemos que revisar nuestra documentación, porque ya realizamos muchas de estas prácticas”. Comprendimos que iniciar este proceso nos permitiría revisar y optimizar diversos aspectos, identificando oportunidades de mejora. Así, cuando decidimos embarcarnos en el camino, lo hicimos con el propósito de perfeccionar lo que ya estábamos haciendo. Necesitábamos un lineamiento claro, como sucede con las certificaciones.

Jerónimo: Cuando empezamos a conocer Empresas B, vimos que nos brindaba un marco para muchas cosas que nosotros ya estábamos haciendo. Nosotros ya teníamos certificaciones ISO internacionales y ya sabíamos lo que era tener un sistema de gestión. La realidad es que nos llevó cerca tres años implementarlo, con un foco de dos años para fortalecer las condiciones laborales, inclusión y bienestar. hasta obtener la certificación hace unos meses. El proceso consolidó el pilar “colaboradores” como uno de los más robustos, generando impacto positivo en nuestro negocio, cultura y comunidad.

Analía: El proceso fue realmente potente y movilizador, y nos llevó a reflexionar sobre diversos aspectos del negocio. Actualmente, estamos en proceso de recertificación. Hoy, gran parte de nuestras decisiones estratégicas parten de preguntarnos si lo que hacemos contribuye a nuestro propósito, si genera un impacto positivo y de qué manera influye en la comunidad.

Jerónimo: Hoy, cada decisión estratégica parte de una pregunta concreta: ¿cómo impacta esto en las personas, en la comunidad, en el planeta? Y esa forma de mirar se nota: nuestros equipos lo sienten, lo valoran, y muchos talentos eligen BASE4 por eso. También lo reconocen nuestros clientes y proveedores, porque cuando interactúan con nosotros, saben que están frente a una empresa con propósito. Ser B nos ayuda a alinear el negocio con lo que creemos y a contagiar ese propósito hacia adentro y hacia afuera.

¿Qué les dirían a otros empresarios que dudan si es posible ser rentable y, al mismo tiempo, generar impacto positivo?

Analía: No solo es posible, sino que es imprescindible. Hoy en día, no alcanza con ser rentable: el mundo demanda más, la sociedad demanda más y las nuevas generaciones también. Cuando se logra alinear el propósito con el impacto que se genera, todo fluye de manera más natural. ¿Cómo marcar y allanar el camino para que el servicio al cliente sea mejor? Primero, uno debe estar bien. Y cuando uno está en el lugar donde quiere estar y comparte ideas e ideales comunes con el equipo, todo fluye con mayor facilidad.

Jerónimo: En BASE4 creemos que es posible, y que es cada vez más necesario. Hacer negocios con propósito va de la mano con la rentabilidad: la potencia. Llevado a la ciberseguridad, ahora las empresas nos piden responder unos cuestionarios para saber cómo manejamos su información. Y para contestar todo eso hay que tener muchas de estas cosas, hay que tener un poco de gobernanza. Impactar la empresa con alguna de estas certificaciones hace que el cliente lo vea. Cada vez más las empresas quieren hacer negocios con empresas que estén ordenadas, que tengan el Compliance muy alto, que lo prioricen.

Analía: Siento un profundo orgullo por la empresa, y sé que eso se percibe cuando hablo de ella. Al inicio, éramos un equipo reducido con una gran visión. Con los años, el proyecto creció y maduró, como un hijo que aprende a caminar y luego a valerse por sí mismo. Hoy, después de 15 años, esa “etapa de crecimiento” nos llevó a consolidarnos como una empresa sólida, con impacto y presencia, y con un compromiso desde la dirección que nos impulsa a seguir expandiendo nuestros límites.

Jerónimo: Tiene que estar comprometido el Directorio de la empresa para llevar esto adelante. Una vez que eso está, es más fácil. Esto es una recomendación para cualquier norma: si desde la dirección no baja ese mensaje fuerte, es difícil hacerlo. Después, necesitás un poco de ayuda. Nosotros lo hicimos de la mano de un consultor, porque tenés que armar políticas, medir… Y tenés que ir incorporando gente, sponsors internos, colaboradores pioneros que traten de traccionar, que tengan ganas de empujar. Después la gente lo va incorporando.

¿En qué sentís que te ayudó pertenecer a Vistage?

Analía: En el día a día es difícil encontrar otra mirada, conversar con alguien que realmente comprenda de qué estás hablando, no solo que te escuche. Vistage es un espacio que, una vez por mes, te saca de la rutina: es como detener la pelota para reflexionar junto a personas de otros rubros que, aun siendo distintos, también deben tomar decisiones y enfrentan dilemas comunes, como cómo liderar, transmitir, comunicar, crecer y cuidar a su gente. Jerónimo: Tengo 15 años ya en Vistage. Básicamente mi formación es 100% técnica, entonces a mí me brindó la posibilidad de estar en contacto y relacionarme con gente más comercial, contadores, gente de otras empresas. Lógicamente, todo ese contexto a mí me sirvió mucho, yo no sabía qué era un estado de resultado, no sabía qué era un indicador… Hoy me sigue generando mucho valor el tema de los casos críticos, esto de ponerte en el contexto de otra persona, llevando también algún caso cuando querés resolver algo, ver la mirada de otro. Después, me fui encariñando mucho con la gente, con el grupo. Pasaron muchas personas por el grupo y, de hecho, me sigo viendo con exmiembros.

Postales con impacto

Analía y Jerónimo coinciden en que antes de cualquier tipo de certificación hay una esencia cultural que ellos y sus socios supieron imprimir al proyecto que más tarde se convirtió en las empresas que conducen hoy. Estas son algunas postales que lo demuestran.

Jerónimo: A fines del 2010 dimos una capacitación en Medellín y esa persona quedó tan contenta de lo que había recibido que nos habló y nos dijo: ‘yo estudio acá, trabajo acá, no tengo idea cómo, pero me encantaría trabajar con ustedes’. Y nosotros buscamos la manera. No teníamos pensado tomar a alguien, todavía no despegaba el negocio para eso, pero conseguimos el pasaje de avión, le dimos alojamiento y estuvo con nosotros un montón de años. Para nosotros siempre fue natural trabajar con personas de distintas nacionalidades.

Analía: Un colaborador me envió un mensaje al celular para pedirme hablar. Me contó, con mucha emoción, que había comprado un terreno y que planeaba construir su casa, y que todo eso era gracias a nosotros. Le respondí: “No, vos tenés el reconocimiento y la compensación que merecés por tu trabajo; no te estamos regalando nada”. Pasaron unos dos años y me envió fotos de la construcción, contándome que pronto se mudaría, nuevamente con palabras de agradecimiento hacia la empresa. Y le repetí lo mismo. ¿Por qué comparto esta historia? Porque no siempre los colaboradores te contactan para reclamar; también lo hacen para contarte buenas noticias.

Jerónimo: Tengo una pequeña anécdota.

Hace cuatro años, él empezó a trabajar con nosotros una persona de Tingo María, selva peruana. Sus padres no le creían, ‘te están mintiendo, cómo te van a dar trabajo’, le decían. Él les contaba que empezaba la semana siguiente y que le íbamos a enviar una computadora. ‘Te están mintiendo, no te dejes engañar’, insistían sus padres. En ese momento, las calles no tenían nombre y la correspondencia no llegaba desde Lima. Pero eso no fue un obstáculo: el equipo de People diseñó un circuito logístico especial para que pudiera recibir su equipo y todo lo necesario para empezar. Cuando llegó la computadora el padre estaba muy emocionado, no lo podían creer.

Analía: Una de las iniciativas que implementamos, pensando en la comunidad y en las barreras que enfrenta el empleo joven, es el programa IT Onboarding. No somos un instituto de formación, pero comenzamos a recibir personas, capacitarlas y contratarlas formalmente desde el inicio. Los grupos son reducidos, de no más de seis participantes. El programa dura aproximadamente dos meses y medio, según el enfoque que le demos (soporte, análisis o desarrollo). Luego, los participantes se incorporan a un equipo como trainees. Hasta el momento, 49 personas han pasado por el programa y se han sumado de manera estable a nuestra organización.