Santiago Barbera (grupo Vistage 202) es CEO de Grupo Broda, holding de una familia mendocina con más de 75 años de historia. Junto a sus hermanos están aportando una increíble diversificación en torno a una visión de triple impacto que surge, antes que nada, de sus valores familiares: “Esto tiene que ser una cuestión de convicción -afirma- y después buscar la certificación o no”.
Los orígenes de Grupo Broda se remontan a su primer negocio, un restaurante llamado La Marchigiana, “un lugar compartido con todos los mendocinos, donde hemos pasado lindos momentos”. Así lo define Santiago Barbera (34), bisnieto de la fundadora y actual CEO del holding.
Al repasar más de 75 años de empresa familiar, Santiago destaca que “siempre se dio espacio a las nuevas generaciones”. Lo propio sucedió allá por el 2018, cuando su padre, Fernando Barbera, les dio espacio a él y sus hermanos, Joaquín, Martín y Florencia, la cuarta generación. “En cada cambio generacional, los miembros de la familia fueron dejando su impronta”.
¿Y cuál es el aporte de tu generación?
Creo que aportamos mayor profesionalismo. Hoy cada unidad de negocio tiene un gerente general profesional, que además es ajeno a la familia. Aportamos diversificación a través de socios estratégicos. Eso fue fundamental, y se dio gracias a las relaciones que hemos construido con familias y empresas en el exterior, ya sea participando en ferias y otros eventos internacionales, en mi caso estudiando en Harvard, o mi hermano [Joaquín, CEO de Blue Planet, entidad integrante del holding] que también se preparó afuera y estuvo muy conectado con todo el mundo del sistema B.
Desarrollo inmobiliario Alma Chacras.
Para nosotros crear valor social y ambiental siempre estuvo en el ADN de la compañía, que se nutre de los valores familiares: como mendocinos, siempre quisimos aportar a la comunidad, desde mi bisnona, que quería generar buenas fuentes de trabajo para la gente que estaba alrededor. El ADN de la compañía se consolida en un equipo de trabajo con una cultura que tiene esa mirada. Y mucho después vino lo de empresa B.
¿Por qué decidimos certificar? En primer lugar, porque te ayuda mucho a medir tu impacto y a mejorar las acciones de la compañía para que ese impacto sea aún mayor. Entonces, utilizamos la certificación como una herramienta de trabajo. Y el otro punto es que entrar en la comunidad de empresas B te permite conocer un montón de compañías y personas que tienen una mirada similar, donde podés aprender, conectarte y generar negocios que nazcan con este tipo de ADN.
Esto tiene que ser, ante todo, una cuestión de convicción y después buscar la certificación o no.
Tenemos una cadena de almacenes que se llama FRAT y es un nuevo proyecto dentro del grupo. Queríamos retomar el valor del almacén de barrio y consideramos que un factor fundamental es quién te atiende, quién te da calidad y te conoce. Y determinamos que había un grupo, mujeres mayores de 40 años, que les costaba mucho reinsertarse en el mercado laboral después de criar a su familia. Creamos lo que se llama academia FRAT, que es donde las entrenamos y capacitamos y realmente se convirtieron en el mayor asset de la compañía
Tenemos una compañía que es SUPRA, donde producimos alimentos para consumo masivo y brindamos servicios institucionales para hospitales y grandes compañías. En SUPRA hay dos verticales que para nosotros son muy importantes. Por un lado, el ambiental, donde reemplazamos los plásticos de un solo uso por materiales reutiliables. Por ejemplo, nuestras viandas salen en envases de vidrio. También pasamos a ser una compañía que utiliza solo energías limpias en la planta de producción, con paneles solares. Y por otro lado, el vertical social, donde encontramos la oportunidad de contratar a chicos con autismo para determinados sectores de la planta que realizan tareas repetitivas. Y la realidad es que son excelentes para llevar a cabo ese tipo de tareas.
Lanzamos la unidad financiera del grupo, un agente de bolsa que se llama Emerald Capital. Tenemos clientes corporativos que son excelentes empresas que hacen bien para Mendoza, y lo que buscamos es ayudarlos en sus finanzas, tanto en la parte de inversión como en el manejo de sus flujos de fondos. También ayudamos a financiar proyectos puntuales, como la creación de parques solares, entre otros. Hemos hecho colocación de bonos verdes o de empresas que, al estar certificadas, pueden colocar en el mercado instrumentos de triple impacto. Y lo otro que nos gusta mucho en Emerlad Capital es la educación financiera: junto a Elena Alonso [economista e influencer] trabajamos para ofrecer a los equipos de nuestros clientes capacitaciones gratuitas sobre finanzas personales.
También empezamos a incursionar en lo que es energía Oil & Gas, que para nosotros son industrias core. Estamos viendo todo lo que es minería, especialmente cobre, apoyando al gobierno de Mendoza, que está desarrollando esta industria. Obviamente, creemos en la explotación responsable y sostenible, pero son materiales necesarios para el cambio energético que necesita nuestro planeta: el cobre es el mejor conductor de energía del mundo y para cualquier energía limpia necesitamos cobre a buen valor. Además, realizamos la adquisición de Diario Los Andes a Grupo Clarín, para luego sumar a otras familias mendocinas. Y lanzamos la parte de desarrollos inmobiliarios, siendo la estrella Alma Chacras, un complejo de primera categoría con 3 edificios en Chacras de Coria.
Blue Planet es el company builder donde gestionamos las nuevas unidades de negocios. Está orientado a lo que llamamos nuevas economías, proyectos que vienen a resolver problemáticas del mundo actual. Así nació BioRoots, que produce materia prima para la elaboración en Italia de fitofármacos o productos farmacéuticos a base de plantas. Este proyecto marcó una nueva etapa del Grupo, porque hasta ese momento no teníamos socios en ninguna unidad de negocios, y empezamos a trabajar con una compañía italiana que también tiene certificación B. Otro ejemplo es Smart Cities, proyecto con el que buscamos mejorar la calidad de vida de la gente y las ciudades a través de la tecnología. Hay un montón de soluciones y nuevas tecnologías para hacer ciudades más eficientes, más lindas para vivir, que pueden ir desde medidores de agua a semáforos inteligentes.
Ingresamos con mi mellizo [Joaquín, CEO de Blue Planet] hace tres o cuatro años y estamos en distintos grupos.
Junto al equipo de la empresa FRAT.
Cuando me uní a Vistage estaba tomando el rol de gerente general del grupo y el acompañamiento de otros empresarios, que pueden tener problemas o inquietudes similares con experiencias distintas, siempre fue muy enriquecedor. En Mendoza nos conocemos mucho, pero nunca habíamos tenido estas charlas sinceras que surgen en Vistage, que te despiertan a tomar decisiones que son necesarias y además contás con ese apoyo. Si bien yo tengo el directorio de la compañía, creo que en Vistage logro una perspectiva distinta. En particular, mi grupo ha sido un gran apoyo para mi crecimiento personal, un aporte con el que no contaba.
Creemos que la Argentina que se está construyendo tiene una oportunidad muy grande para atraer inversiones de afuera. Nosotros tenemos muchas conexiones afuera que tienen interés, pero son reacios a invertir en forma directa en el país. Entonces, estamos viendo la generación de un vehículo para atraer inversiones para un par de industrias en particular.
Después, queremos seguir creciendo, cuidando la cultura y los valores que nos han traído hasta acá, entendiendo que las formas de trabajo van cambiando: hoy tenemos el desafío de adaptarnos a nuevas tecnologías, la inteligencia artificial, a optimizar los equipos de trabajo y a mejorar las habilidades que tiene cada miembro de nuestro equipo para seguir siendo eficientes.
Acabo de terminar un programa de tres años en Harvard, creo que ahora es momento de aplicar un montón de esos conocimientos. Voy a estar viajando mucho para atraer las conexiones que mencionaba a Mendoza.
Santiago con su sobrino, 5ta generación familiar.