Celebrar los vínculos, la alegría de crear juntos

Miembro Vistage del grupo 23, Blas Rimmaudo conduce Grupo Montalto con un enfoque que se diferencia y mucho de la “mala fama bien ganada” de los antiguos geriátricos. Apoyados en el entramado vincular y la formación continua, Blas y un gran equipo de profesionales celebran la alegría de crear juntos un ambiente amable que ayude a las personas a continuar con su proyecto de vida.

Blas Rimmaudo (64) es presidente de Grupo Montalto, organización que nuclea nueve residencias de larga estadía, donde un equipo de más de trescientas cincuenta personas brinda asistencia a quinientos adultos mayores. Blas es psicólogo, psicogerontólogo, con una diplomatura en el modelo centrado en la persona, que tiene que ver con ayudar al otro respetando su historia, sus deseos, sus gustos, su individualidad, un abordaje que no siempre caracterizó al sector.

  • Según tu experiencia, cómo describirías el sector de las residencias y la asistencia para las personas mayores en Argentina.

Las residencias de larga estadía arrancaron hace ya varias décadas, pero en los ochenta especialmente empezaron a proliferar los geriátricos, que tienen una mala fama bien ganada, como lugares de depósito, lugares oscuros… Cualquiera se ponía una casa con veinte camas y era un negocio. Después, en los últimos veinte años, con todo el desarrollo de la gerontología en la Argentina, la cosa cambió. Hoy hay un grupo de residencias que están trabajando bien.

A los dos o tres años de recibirme como psicólogo, en el ochenta y ocho, más o menos, empiezo a trabajar con adultos mayores en una clínica. Entonces, me voy metiendo en el tema, me va interesando, voy descubriendo un mundo que no sabía que existía, porque jamás pensé que iba a asistir a adultos mayores. En el noventa y siete adquiero la primera residencia, Carpe Diem, con todas las características de las residencias de antes, así que fue un trabajo interesantísimo arrancar desde ahí.

Yo estuve nueve años con Carpe Diem solamente. Pero tenía la idea de multiplicar, que eso iba a ser mucho más grande. Un día un amigo se acerca y me dice que le gusta lo que hago y que quiere invertir en otra residencia. Y a partir de ahí fue apareciendo gente que fue ayudando y eso disparó el crecimiento. No llegué a hacer un movimiento de salir a buscar inversores. Otra cosa que fue muy importante es cuando empezamos a viajar para ver qué estaban haciendo en otros países. Y eso fue una revolución, un salto en la calidad asistencial.

Hay determinados puestos, como asistencia gerontológica o enfermería, donde las personas que ingresan son capacitadas en la escuela de formación con cursos y técnicas. Pero la formación es permanente. Por ejemplo, en cada reunión de equipo, donde vemos qué pasa con cada uno de los residentes, es también un lugar de estudio, un lugar de bibliografía, de ver videos, ver lo que pasa en otros países, cómo se hacen las cosas y un debate permanente.

También tenemos un convenio con una empresa española que se llama Foro Técnico de Formación, que tienen cursos online sobre muchísimos temas gerontológicos y que cada persona del equipo asistencial tiene en su celular o en su laptop. Y después están los viajes geroasistenciales. Este año viajaron cuatro directores a Madrid, Barcelona y ciudades de Alemania y yo viajé a Japón.

Trajimos a un experto alemán en empatía, Stephan Biel, y el traje MAX, que simula envejecimiento. Te lo ponés y es como si tuvieses muchos años. La idea es que vos te puedas poner en el lugar de un adulto mayor y experimentar cómo se siente y qué le pasa en lo cotidiano, cuando tiene que comer, cuando se tiene que acostar, cuando tiene que caminar, cuando tiene que ir al baño… Hicimos un taller de tres semanas con todo el equipo asistencial. Pasaron más de 200 personas. Una experiencia super profunda. Vos le ponías el traje a una persona y de pronto veías que le cambiaba la cara. Una cara triste, una cara de dificultad. De hecho, en algunos casos tuvimos gente que se angustió muchísimo.

Nosotros decimos que es un ambiente amable. Imaginate, vos envejecés y empieza a volverse poco amable el mundo, el entorno. Todo lo que nos parece sencillo ahora tiene mucha más dificultad después. En determinado momento ya no podés autovalerte y necesitás apoyos instrumentales, físicos, emocionales, cognitivos. Y entrás en un lugar donde tu entorno se vuelve amable, porque, al recibir esos apoyos, todo es mucho más fácil: ir al baño, higienizarte, levantarte, ir al comedor, caminar, salir al jardín… Todo se vuelve mucho más amable porque te ayudamos a que estés mejor. Pero eso es una parte del objetivo de una residencia.

Después tenés que seguir con tu vida: lo que sos, tus gustos, tus intereses, tus proyectos, lo que venías haciendo antes. Y vas a seguir haciendo lo mismo como puedas, depende de las patologías que tengas. Y todo esto es posible en un entramado de vínculos, de relaciones interpersonales.

Vistage ha sido muy importante porque te abre la cabeza. En el grupo te enterás de que hay herramientas, hay cosas que ni sabías. Yo estoy desde el 2019 y es tener un grupo de referencia, estar compartiendo los logros y los fracasos, con gente con la que hay muy buena onda. Es muy importante esa relación que se estableció entre nosotros. Construís un grupo de amigos, no digo con todos, pero sí con algunos. Hay mucha cercanía.

Nosotros hacemos cosas muy intensas durante el año. Una de ellas es asistir al Congreso Argentino de Gerontología, que es el congreso más importante del país y se hace anualmente en el hotel Sheraton en Mar del Plata. Este año fuimos sesenta y dos personas de nuestro equipo, entre médicos, psicólogos, asistentes gerontológicos, mucamas…, y presentamos el traje MAX, que fue toda una revolución.

Otro acontecimiento calendario es la fiesta de fin de año para agasajar a todo el equipo. Nosotros definimos una organización como un entramado vincular. Así que lo que celebramos son los vínculos. La alegría de estar juntos, la alegría de crear juntos.

Además, organizamos un evento anual, que se llama punto de encuentro, donde las nueve residencias nos encontramos en una calle, que cortamos ese día, para almorzar y bailar. La idea es que la gente, el barrio, vea que lo que pasa adentro de una residencia no es algo horrible ni oscuro, si no que está lleno de vida.

Y como cuarto acontecimiento destacado del año, salimos con todos los residentes y nos vamos a pasar el día a una estancia.


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