Fuente: Trechos Ar

El coach que cuida la calidad del liderazgo: “No quiero que los empresarios funcionen en automático”

El chair Jorge Valdez Rojas trabaja participó en una interesante nota sobre la calidad de vida de quienes conducen empresas, con la premisa de no dar nada por sentado.

Por Leandro Fogliatti

De joven ingeniero industrial del ITBA a licenciado y doctor en filosofía por la UBA en la madurez, Jorge Valdez Rojas construyó una carrera de más de 30 años en la que se desempeñó como investigador para la Fundación YPF/CONICET, investigador en la UBA, consultor y empresario en la industria del petróleo, vicerrector y director de la carrera de ingeniería en petróleo en el ITBA, presidente del directorio de Transportadora de Gas del Norte, entre otras responsabilidades.

Actualmente es Chair y expositor en Vistage, entidad que ofrece coaching organizacional para ejecutivos y asesoría de pares, con más de 27.000 miembros en todo el mundo y 2.000 en Argentina. Jorge coordina a 46 empresarios locales organizados en cuatro grupos (dos presenciales y dos virtuales).

Tu trayectoria parece estar signada por grandes transiciones: de la ingeniería a la filosofía, de la industria de la energía al coaching… ¿Cómo te sumaste a Vistage?

Yo terminé con mi carrera empresarial y me puse a estudiar Filosofía. Cuando me doctoré quise devolver a la sociedad lo que había recibido, porque estudié 13 años gratis en la UBA. Y me pregunté qué es lo que se necesita en la Argentina. Generación de empleo, así de simple. Esa es mi motivación y Vistage me da la oportunidad de trabajar con quienes lideran empresas. Yo trabajo sobre la calidad de vida de estos empresarios, porque asumo que un empresario feliz con lo que hace tiene una empresa feliz, con gente contenta, y esa empresa es productiva y generadora de nuevo empleo.

Es muy oportuno que menciones el gran tema de la calidad de vida, porque esta edición de Trechos la pensamos en torno al “sujeto del rendimiento” que el filósofo surcoreano Byung-Chul Han describe en La sociedad del cansancio como víctima de la hiperactividad y la pérdida del tiempo de contemplación. ¿Estos temas están presentes en los grupos de empresarios de Vistage?

Yo veo esa dualidad entre lo que parece ser el trabajo y el ocio, el trabajo y la diversión. Y muchas veces es algo que los empresarios tienen automatizado y asumido. Entonces, mi tarea como coordinador es tratar de llevarlo a la superficie. ¿En qué medida sos consciente de esa dualidad?

En mi caso, por ejemplo, no existe tal cosa. Mi ocio y mi trabajo no se distinguen demasiado, yo me estoy divirtiendo con lo que hago y siempre estoy haciendo las dos cosas. Pero a ellos no les pasa eso.

¿Lo padecen?

Lo padecen, pero de alguna manera lo asumen como un costo a pagar. Y eso es una cosa que me gusta deconstruir con detalle. Porque, entonces, yo te pregunto cuál es tu calidad de vida. Yo no me preocupo por la empresa, me ocupo del empresario en tanto persona. Y la calidad de vida la define él. Yo no tengo un modelo, no pretendo una “normalidad” (no hay tal normalidad). Yo les digo que no hay sistema filosófico correcto o verdadero, son sistemas distintos. Entonces, les pregunto cuál sería el filósofo que los representa y en general nunca lo han pensado, lo que me da la pauta y la oportunidad para trabajarlo según el pensamiento de cada uno.

¿Y tuviste la ocasión de trabajar sobre Han?

Uno de mis miembros estaba leyendo el libro [La sociedad del cansancio], así que yo también lo leí y le propuse que hiciera una reseña y lo presentara al grupo. Dio para discutir bastante.

¿Por qué?

Yo aprendí a desconfiar del filósofo best-seller: ¿está haciendo filosofía o está haciendo otra cosa? Porque, fijate vos, la filosofía nunca da respuestas, hace preguntas. Y en Han tenés las respuestas que quieras a las preguntas que se te ocurran. Da respuestas para todos. Entonces, claro, los empresarios se engancharon con Han, pero lo deconstrimos rápidamente.

¿Cómo?

Porque, desde mi punto de vista, esa dicotomía [ocio / trabajo] es falsa. La pregunta que te hago a vos, empresario, es cuál es la calidad de vida que te gustaría vivir. No te doy una receta, porque entonces te dejaría encerrado. Ese no es el trabajo del filósofo. Su trabajo es más socrático, más mayéutico: preguntarte y sacarte de adentro cosas, que encuentres vos tu propia calidad de vida y ver si lo que estás haciendo en tu empresa es realmente lo que vos querés.

Lo que dice Han es que estamos en una era de demasiada libertad. ¿Y con quién discute? Con [Michel] Foucault, más que nada, porque la sociedad disciplinaria ya no existe más. Fue reemplazada por otra que, según Han, es la sociedad del rendimiento, donde nadie te obliga a nada, sino que te obligás vos solo. El sistema te dice, andá, hacelo, te doy toda la libertad y la tecnología para hacerlo, dale, dale, dale. Entonces, Han dice que el hombre se cansa rápidamente de todo esto, porque se presiona a sí mismo.

No es mala la idea, porque yo lo veo en varios. Hoy, justamente, tuve una reunión individual con un empresario joven y muy exitoso. Pero empezamos a indagar si está haciendo lo que quiere y me responde algo muy común entre los empresarios: “No tengo tiempo”. Yo les digo que el tiempo es igual para todos, pero tenemos prioridades distintas. Si estás llevando la empresa al tope, ¿cuáles son las prioridades que quedan abajo?, ¿cómo está tu familia, tus hijos, en esa lista? No te digo que cambies. Lo único que te pido es que seas consciente de tus prioridades y que las valides o no. No quiero que funciones en automático, que des por sentado que las cosas son así. Vamos a ver por qué son así.

¿Y cuánto suele llevar esta búsqueda?

Los casos que yo tengo han llevado entre 2 y 3 años, hasta que la persona entiende lo que quiere y lo hace. En Vistage tenemos un doble trabajo con los empresarios: una reunión individual, donde trabajamos cuáles son sus preocupaciones y elaboramos lo que llamamos “tema clave”, para luego discutir con los pares en una reunión grupal. En mis grupos yo pretendo un quíntuple eje de diversidad: distinto rubro, tamaño, edad, ubicación geográfica y género (en el amplio sentido del término), para tener una mayor cantidad de opiniones de otros dominios que abran la cabeza o neutralicen puntos ciegos.

En el grupo tenemos una fórmula para los temas clave, que es “cómo hago para…” Y yo tengo el caso de un hombre de 71 años que presentó lo siguiente: “cómo hago para saber lo que quiero hacer”. Alguien le señaló que es una pregunta filosófica y él respondió: “sí, porque las demás preguntas me las contesto yo”. Lo que no sabía era qué hacer con su empresa, si dejarla a sus hijos, profesionalizarla, venderla… Tres años le llevó saberlo. Y lo hizo. Nombró a un gerente general y descansó.

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