En dos años, Quilmes lanzó 22 etiquetas e impuso el marketing de la cerveza para vender vinos

Fuente: UNO

Nicolás Bruno, Gerente General de Dante Robino y miembro del G78 brindó una entrevista para el diario UNO donde habló sobre el impacto que causaron sus nuevos productos desde la llegada del gigante cervecero al negocio del vino en 2020. El récord de ventas del espumante LPMQTP lanzado en 2020.

Ya se cumplieron dos años del arribo de Quilmes, la mega cervecera local (aunque con dueños extranjeros), al negocio del vino. Fue casi al mismo tiempo que la llegada de la pandemia, en 2020, mediante la compra de la bodega Dante Robino, propiedad de la familia Squassini.

La primera gran novedad, por decirlo de una forma sutil, fue el lanzamiento del vino 2020, LPQTP, sí, exactamente eso que sale naturalmente al pensar en uno de los peores años de nuestra vida. El vino no era un hallazgo, pero el atrevimiento a poner en una etiqueta un sentimiento generalizado. Y eso fijó una señal disruptiva en un mercado bastante conservador o, al menos, muy previsible en su comunicación.

Toda la producción de ese vino se vendió en más de 67 países y en tiempo récord.

Nicolás Bruno es el CEO de la Bodega Dante Robino y el responsable de liderar el cambio y posicionar con un mensaje disruptivo y novedoso para el mundo del vino la llegada del gigante cervecero a este sector. Llegó a ese lugar desde la gerencia de Nuevos Negocios de Quilmes en febrero de 2020. Un mes antes de la cuarentena.

Mano a mano con el CEO de Dante Rubino, que compró Quilmes

Dialogamos con Nicolás Bruno en la bodega ubicada en Perdriel, Luján de Cuyo:

-¿Justo compraron Dante Robino cuando empezó la pandemia?

-La Cervecería y Maltería Quilmes adquirió Dante Robino hace dos años y dos días. Lo recuerdo muy bien porque lo primero que hicimos en Dante Robino fue el Rally de las Bodegas, y volvimos a Buenos Aires y se declaró la tan famosa cuarentena. ¡Qué momento, qué timing! El otro día estábamos haciendo el recuento para estos dos años y tuvimos 22 lanzamientos de nuevos vinos, los tres de Ping Vino, los dos LPQTP, los 6 de Naves, en Uruguay hicimos dos de No te va a gustar, uno de Tregua. Los juntas todos y son 22 nuevos vinos, uno muy especial para mi familia, y les cambiamos la etiqueta a 28 vinos, además de renovar la imagen de la bodega. La verdad que es una aventura que recién empieza, pero impresionante.

-¡LPQTP 2020! fue un lanzamiento impactante…

-Fue impresionante. Lo hemos vendido en más de 67 países en un tiempo récord. La verdad que lo espectacular de eso fue que le encontramos la vuelta al sentimiento del consumidor, todos queríamos ponerle palabras a ese 2020 tan raro. Por eso LPQTP, las palabras que te parezcan, las promesas que te potencien, las personas que te premian, todo lo que quieras y también lo que vos dijiste dijiste antes. Cada uno tenía que ponerle algo especial a ese año.

-¿También metieron cosas disruptivas como volver a los envases retornables?

-El proyecto Ping Vino todavía estamos trabajándolo fuerte, son tres variedades de vino, es un vino retornable que intenta llevar al consumidor un vino de muy buena calidad a un precio accesible con la retornabilidad. La verdad que nosotros siempre tuvimos la obsesión y la mirada puesta en el consumidor, como vamos tratar de atraerlo, de seducirlo, de satisfacer diferentes necesidades, y en eso creo que vamos buscando y probando diferentes caminos y a la vez también mirando las cosas extraordinarias que hacen las otras bodegas. La verdad que el trabajo que ha hecho el vino en su sofisticación ha sido muy bueno, tal vez se ha perdido un poco el contacto y tal vez LPQTP te llevo a eso: desafíó la lógica del vino porque te atrajo por otro lado, lo compraste para la foto de Instagram, pero después lo abriste y dijiste ‘Qué buen espumante’. Esa es nuestra gran satisfacción.

-Desde hace muchos años las bodegas potencian mucho la figura del enólogo y ustedes promovieron a Soledad Buenanueva, una profesional muy joven, que incluso sale mencionada en la publicidad de Ping Vino donde salen los pingüinitos.

-Sí, la verdad que fue un acierto impulsarla a Sole. Ella aceptó el desafói y se puso al frente de todo, de punta a punta del proceso. No es algo sencillo. Pongámonos en contexto: te compró Quilmes, pandemia, y lo que hicimos estos dos años fue extraordinario.

-¿Y además tener en el equipo a un consultor como el Flaco (Jorge) Ricchitelli que es un nombre propio?

-Además es un placer. Recuerdo una anécdota. Yo lideré la compra de Dante Robino. La primera vez que lo conocí, él estaba probando una barrica, empezó a hablar y pensé “cuanto sabe este tipo”. Claro, yo no lo conocía, y el que estaba conmigo que era un asesor nuestro fanático del vino, se puso nervioso de la emoción y me decía quién era Ricchitelli. La verdad que yo cada vez que vengo acá disfruto y aprendo un montón, es un ser humano extraordinario y sabe de vinos como como pocos, y nos viene acompañando hace mucho y también la apoya a Sole, me parece que son el dúo dinámico, vos los ves juntos y te das cuenta como los dos aportan para esto estamos haciendo.

-¿Contáme de vos?

-Soy Nicolás Bruno, hincha de River por supuesto, papá de Felicitas y Faustino, tengo ya 46 años, soy ingenio industrial, un MBA en Suiza, hace 13 años que tengo el orgullo y el placer de trabajar en la Cervecería y Maltería Quilmes, fui desfilando por un montón de posiciones, la verdad que soy un agradecido por eso, soy muy inquieto y muy curioso, me gusta aprender mucho y también tuve la suerte de liderar la compra de Dante Robino. Este es un sueño y digo que este va a ser mi último trabajo en Quilmes, no sé por cuántos años, pero la verdad es que es apasionante.

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